LA DIGNIDAD DE LA GORRA

Por Carlos Torres
Un titiritero que iba de paso por la patria se presentó en un parque de la ciudad una tarde de viernes en este mes de diciembre. El público miraba sorprendido, tal parece era la primera vez que tenía una experiencia de ver teatro de muñecos.
Ya al final del espectáculo, el titiritero anuncia que pasará una gorra y que toca a los espectadores compartir con el artista, tal y como el compartió su habilidad. Era lo justo.
Una niña conversa con una persona adulta. Era al parecer su acompañante:
-¿Porqué pasa la gorra? ¿Es pobre? -No sé.
El espectáculo en mi opinión había sido perfecto. Invitaba al disfrute. A la risa. A pensar. Había mucha riqueza en el escenario.
El titiritero no era pobre. Era rico en bondad. No había holgura económica en su presentación, pero él desde su escasez estaba siendo generoso con quienes tuvieron la suerte de estar ese día y llevarse un poquito de humanidad.
¡Señores, la gorra tiene dignidad!
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Foto: proporcionada por Carlos Torres.