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TORTURA ANIMAL, MALA PARA MUCHOS, BUENA PARA OTROS

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Por Mauricio Cuevas

Resulta irónico y hasta ridículo que algunas actividades relacionadas con los animales sean prohibidas y otras no. ¿Alguien se ha preguntado alguna vez porqué es que se prohíben las peleas de gallos, pero la tauromaquia es permitida en muchos lugares? ¿Por qué es que la gente adora las carreras de caballos o las exposiciones de perros? No deseo extenderme mucho con ejemplos, sin embargo me veo obligado a hacerlo con el único propósito de dar claridad al tema. ¿Quién sufre más, un gallo de pelea o un pollo destinado al matadero? Apuesto que casi todos pensarán que el gallo de pelea, pero eso solo si no consideramos algunos puntos importantes. En el caso del gallo de pelea, el pollito es cuidado con mucho esmero, recibe una dieta especial (orgánica en muchos casos), se le mantiene en espacios abiertos en donde puede ejercitarse, se le proporcionan todos los cuidados y mimos habidos y por haber durante al menos dos años que es lo que tarda en estar listo; luego tiene una vida corta dedicada a la lucha, posiblemente muera, pero si sobrevive tendrá una vida envidiable como reproductor (las hembras nacen en la gloria en comparación a los machos). Por el otro lado nuestro pollito destinado a la cocina vive solo 6 a 7 semanas, toda su vida la pasa hacinado, nunca ve la libertad, camina sobre una cama de suciedad, recibe una dieta asquerosamente fea con el único propósito de engordarlo, lo torturarán quitándole el pico posiblemente y cuando llegue el momento lo atraparán sin pensarlo dos veces para meterlo en un camión, muerto de miedo y rumbo al matadero. Creo que la respuesta es clara, si van a ser pollos en la próxima vida, crucen las alas para no ser parte del menú.

Siempre he sentido mucha empatía por los mamíferos marinos, hasta escribí algo al respecto hace poco tiempo (haga clic para leerlo), pero ahora que lo pienso, ¿no creen que también deberían de prohibir la pesca deportiva del pez vela?, y si fuéramos a prohibir la pesca del marlin (pez vela), ¿no sería justo también prohibir la pesca deportiva de otras especies? Es que no creo que tenga nada de divertido que te saquen del agua a puros jalones, se tomen una foto, te pesen y te devuelvan al agua. Eso para los afortunados que vuelven al agua, otros terminan de adorno en alguna pared. Y la hipocresía de la raza humana sale a relucir en algunos de los programas sobre pesca de las cadenas Discovery y National Geographic, en que pescadores profesionales capturan grandes peces solo para mostrarlos en televisión. Debo confesar que me encanta verlos porque me maravillan los peces, pero en el fondo siento que no es justo para el pez. Algunos son animales centenarios y varios han muerto después de ser capturados. No hay derecho de hacerles eso, simplemente no lo hay. Otra actividad que en una época lejana de mi vida me gustó fueron las exposiciones caninas de belleza. Esa obsesión por la perfección creo que no la tenía ni el mismo Hitler; lo que se ha conseguido es que los perros de hoy en día son lo más alejado posible al ideal en la naturaleza. Gran cantidad perros nacen con problemas de displasia coxofemoral (cuando no se une bien la cadera con las piernas) y sufren muchísimo por el dolor crónico secundario a la artritis que presentan. Muchos otros son diabéticos, también los hay con luxación de la rótula, cataratas congénitas, enfermedades de la piel, alergias, etc. El problema es tan grave que como veterinario casi obtengo el diagnóstico solo con saber la raza y la edad del paciente; hay hasta libros que solo hablan de estas estadísticas y son fundamentales en la práctica de la medicina. Ya que estoy mencionando mis experiencias, debo confesar que una vez estuve en un Encierro en España. Un Encierro es cuando se suelta a un grupo de toros y se les hace correr por ciertas calles de la ciudad con el objetivo de que los mozos del pueblo puedan demostrar su hombría al correr delante del astado frente a todos. Imágenes de Pamplona se vienen a la cabeza, pero los encierros se corren en muchísimos lugares de la Madre Patria. Como me explicaron de lo que se trataba, pensé que sería algo en lo que los animales no sufren y me alisté para estar a las ocho de la mañana en una de las calles. Una cosa debo admitir, se necesitan agallas para hacerlo, los toros corren a una velocidad muy superior a la que se ve en televisión, al verlos venir calculé que no tenía ni la más mínima oportunidad y me encaramé en lo primero que encontré. Pero los toros resbalan en el pavimento y es casi seguro de que caerán una o más veces durante el trayecto, casi nunca se hacen daño durante el encierro, pero igual siento que no está bien hacer que criaturas irracionales hagan cosas así. Por la noche fui testigo de cómo le pusieron unas bolas de fuego en las astas a un toro y apagaron las luces de la plaza para que el espectáculo fuera todavía más pintoresco. Una vez mis ojos se ajustaron a la oscuridad podía ver hasta los porros de los chavales, quienes fumaban mientras el toro corría como un loco desorientado con el fuego a solo centímetros de sus ojos. Carreras de caballos hay muchas, algunas brutales, otras poco conocidas y algunas más famosas. Una de las que considero más peligrosas es la que se corre en Siena, Italia. Es famosa porque se corre en esa plaza preciosa, la Plaza del Campo, que está cerca de la iglesia y los barrios tienen cada uno su corredor y llevan unas banderas con unos colores llamativos. Se debe estar loco para correr a caballo en una superficie tan lisa como esa, me pregunto si alguno habrá terminado dentro de esa fuente magnífica que, si no mal recuerdo, hizo Donatello. Claro que muchos pensarán que busco los peores ejemplos, pero también están los Derby y grandes premios de carreras de caballos. Estos animales tienen una vida similar a la del gallito de pelea, son tan poderosos y frágiles a la vez que muchos han muerto durante las carreras o después de ellas. Y casi me olvido de lo más ético de este deporte: las millonarias apuestas. A lo que quiero llegar es a que pienso que hay mucha hipocresía en todo esto. Si un campesino corta un árbol para hacer leña y cocinar su comida se habla de deforestación, pero si se quitan los árboles para hacer un campo de golf eso está bien, no importa la cantidad obscena de agua que se utiliza y desperdicia en campos de golf para mantenerlos verdes. Y el ejemplo anterior, el cual ya estarán preguntándose qué tiene que ver en todo esto, es importante porque es lo mismo que pasa con las actividades en que se torturan animales. En otras palabras, solo son bien vistas las prácticas en que los ricos torturan a los animales, eso es cultura, eso es tradición, eso es deporte y algunos hasta lo llaman descaradamente, expresión artística. Y entonces, sería fácil para ellos decir: “Actividades como las peleas de gallos y los circos de mala muerte son para el proletariado, ¡qué se creen estas personas para torturar así a los animales, hagamos leyes para prohibirles seguir con dichas prácticas salvajes!”, claro que salir en un yate con tripulación al Océano Pacífico a capturar un pez vela es de personas civilizadas, de gente ejemplar y con clase como el padre de Felipe VI, Rey de España, a quien le produce placer dispararle a un elefante. Las reglas no son las mismas para todos.

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Imagen: Mauricio Cuevas

 
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