LA EUTANASIA: UN PROCEDIMIENTO DOLOROSO

He sabido hasta de jóvenes que deciden no estudiar veterinaria por no tener que matar animales, cuando se es veterinario clínico es algo que tarde o temprano todos tendrán que realizar. En el presente artículo explicaré lo que sé al respecto, cómo se hace, cómo no se debe hacer y cuándo es el momento para hacerlo. La eutanasia es posiblemente el procedimiento profesional más delicado, las emociones estan a flor de piel y el veterinario debe cumplir tanto con los requisitos técnicos como los éticos. Según el diccionario se define como “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él.” Obviamente es una definición hecha para seres humanos, en veterinaria no existe omisión (dejar de hacer algo para mantener vivo al paciente, como en los hospitales) y me atrevería a decir que siempre hablamos de una “acción”, porque aunque todos quisiéramos que nuestras mascotas mueran mientras duermen, eso rara vez sucede; entonces lo que se hace es un procedimiento farmacológico que consiste en producir la muerte sin sufrimiento. El tema me vino a la mente porque el día de mañana, es muy probable que tenga que hacer uno de estos procedimientos. Me vienen a la memoria aquellos momentos en que la familia me traía a su cachorrita recién adquirida para que la vacunara, cuando le tuve que operar un ojo porque se peleó con un gato, todas las veces en que les dije que debía hacer dieta para bajar de peso y últimamente sus problemas de piel y artritis. En sus primeras visitas eran una niñas adolescentes quienes me la traían junto a su madre, ahora son mujeres hechas y derechas. Mañana será una semana de que me consultaron, una vez más, por el problema crónico de la piel, ahora hay un bebé en casa y la perra tiene infecciones recidivantes en la piel que le causan mucho malestar y mal olor. Lo que encontré en la piel es una infección por una levadura llamada Malassezia pachydermatis, así que ningún problema, con un poco de itraconazol la cosa va a mejorar. Pero tres días después la perrita tenía una dermatitis severa, algo horrible que únicamente he visto en perros con cáncer y en reacciones medicamentosas (una reacción al ingrediente activo de un shampoo que receté). Inmediatamente la tuve que iniciar con antibióticos y dosis inmunosupresoras de corticosteroides, tardó un par de días en responder y el día de ayer habíamos quedado de realizar una eutanasia debido a su avanzada edad. Entró moviéndome la cola, en la piel solo queda secreción seca sobre su pelo; el tratamiento funcionó. Fue entonces cuando la dueña me dijo que cambió de opinión. Comprendo perfectamente lo que ella siente, lo he visto en mucha otra gente y lo he vivido en persona con mis perros, a los que personalmente he tenido que realizar eutanasia. También yo cambié un poco de opinión al verla moverme la cola sin sospechar lo que estaba a punto de suceder. Acordamos que le daríamos un tiempo más, pero que llegará el momento en que tendremos que hacerlo. Muchas personas creen que porque el perro aún come y mueve la cola todavía no es el momento, y esto no siempre es así. Para que un perro tenga CALIDAD DE VIDA hay más cosas que considerar: que no tenga dolor u otras molestias crónicas, que pueda moverse con autonomía, que pueda sentirse miembro de la casa y hacer las mismas cosas que siempre hizo (subirse a los sillones por ejemplo o salir de paseo), no tener náusea, diarrea crónica, fiebres, poder ir a hacer sus necesidades, no sentirse rechazado por su mal olor, poder jugar, estar limpio, etc. Los perros son tan nobles que hasta en sus momentos más dolorosos mueven la cola y para que dejen de comer de verdad deben estar graves. Me parece muy mal que cuando están viejos y ya no huelen bien (a veces hasta flatulencia crónica tienen) muchos son prácticamente desterrados y condenados a vivir en el patio. Se terminaron las subidas a la cama, la siestas con la familia, los paseos en automóvil, las caminatas y las caricias. Y es que los perros se sienten mejor cuando están limpios, ¿cómo no se van a sentir rechazados si tienen olores anormales? Y créanme cuando les digo que el rechazo es posiblemente lo más doloroso para un perro. A lo que quiero llegar es a que NO debemos jamás esperar a que el perro esté sufriendo mucho, cuando ya tiene 15 días de no comer y no se mueve para nada el perro ya sufrió lo indescriptible. Me pasó con mi propia perrita, Chelsea dejó de comer un día y la llevé con mi amigo JP a hacer un ultrasonido y radiografías; encontramos tumores en el hígado. La mantuve viva casi 18 meses (equivalente a 3.5 años de una persona), durante todo ese tiempo dejé de viajar (no visitaba ni a mis padres, que viven a tres horas de mi casa) y le administraba medicina varias veces al día, en sus últimas semanas hasta le daba de comer de manera forzada para mantenerla viva. Un día no pude más y entre el más profundo dolor tuve que buscar las inyecciones. Actualmente está cremada y sus cenizas están sobre mi mesa de noche; cuando muera quiero que la pongan conmigo. Pero me pregunto si hice lo correcto manteniéndola viva a la fuerza tanto tiempo, si no hubiese sido mejor ponerla a descansar en el momento que tomé las radiografías y evitarle pasar por todo eso. Y es que ella sí jugaba a ratos, comió bastante tiempo y parecía no dolerle, sin embargo era obvio que su condición era cada día peor. Para no alargar más esto voy a resumir el procedimiento: siempre se debe anestesiar al animal antes de producir la muerte por un paro respiratorio o cardiaco. Al decir anestesia quiero decir que no son tranquilizantes que solo evitan que se mueva o que producen una sedación en distintos grados, sino anestesia general idealmente con gas o en su defecto con fármacos como el pentobarbital o el propofol. Los tranquilizantes como la acepromazina, la xylacina, la ketamina, la tiletamina, el zolazepam o el diazepam, así como otros similares, solo se pueden usar para ayudar al manejo del paciente, se deben aplicar antes de administrar la anestesia general. NUNCA, pero nunca jamás, se debe aplicar un compuesto que produzca un paro cardiaco después de los tranquilizantes, sin aplicar el propofol o el gas. Lo que sucede es que los tranquilizantes producen un estado que se conoce como anestesia disociativa, en que no se sabe qué tanto les duele y qué tanto se dan cuenta, lo único seguro es que no se pueden mover. Imaginen estar inmovilizado y que les provoquen un ataque al corazón, y darse cuenta. El propietario promedio no tiene ni remotamente los conocimientos técnicos necesarios para evaluar un procedimiento tan complejo, así que la única cosa que les recomiendo es que hablan con su veterinario y le hagan todas las preguntas necesarias. Por favor no esperen a que el animal esté casi en coma para hacerlo, la obligación moral de todo propietario responsable y de todo veterinario es evitar el sufrimiento de los animales. En el fondo espero que mañana la perrita esté mejor y que podamos disfrutarla un tiempo más, pero siendo realista la calidad de vida no es la misma y no puedo retroceder el tiempo, si no lo hago mañana lo tendré que hacer otro día, pero al menos todos tenemos claro que no queremos que la perrita sufra por culpa de que alguien no tiene el valor de tomar la decisión.
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Foto: Desmotivaciones.es