EL VETERINARIO DEL FUTURO

Sin duda la tecnología está cambiando al mundo a un ritmo nunca antes visto, bueno, con eso de nunca antes hago referencia a lo que ustedes y yo hemos visto, ya que la revolución industrial debió ser un cambio todavía más drástico, y si nos remontamos miles de años casi que podemos imaginar la cara de incredulidad cuando alguien vio por primera vez una carreta. Pero dejemos todo eso atrás, me interesa hablar concretamente del ahora en la vida del médico veterinario.
El veterinario moderno dispone de una gran cantidad de herramientas a su disposición, ahora hasta los rayos x son digitales, cosas tan simples como poder disponer de una biblioteca enorme en formato PDF en lugar de una librera apretada y polvorienta. Estetoscopios que graban los sonidos cardíacos y luego los archivan en un computador por medio de WiFi, aplicaciones que se pueden agregar al teléfono con recomendaciones sobre el uso de dietas terapéuticas...la imaginación es el límite.
Pero a principios de este 2015, cuando veía tranquilamente el Super Bowl 49 con la intención de ver el show de medio tiempo y los anuncios publicitarios más novedosos, uno de los anuncios llamó mi atención. IBM anunció un programa de inteligencia artificial (Watson) que está detrás de un programa para uso veterinario llamado Sophie. El mensaje era simple: “medicine smarter every day”. ¿Pero, es eso cierto?
Básicamente lo que Sophie hace es tener una base de datos de las estadísticas veterinarias, como por ejemplo qué enfermedades son las que pueden producir ciertos síntomas en determinada raza, y hacen referencia a que existen más de 300 razas comunes de perros. Y no hay duda de que las estadísticas son importantes, porque los veterinarios venimos utilizándolas por años, cosas como que si un pastor alemán viejo sufre un desmayo posiblemente sea un tumor en el bazo en el que se presentó una hemorragia severa o que ciertas razas son más proclives a presentar problemas cardíacos que otras.
Veo varios problemas con esto, en primer lugar (aunque no tiene que ver con el tema) nuestra obsesión con producir animales (perros, gatos, hámsters, peces y hasta reptiles) con determinadas características está haciendo que un gran porcentaje de ellos nazcan con enfermedades de origen genético o hereditario en otras palabras. Muchas de estas enfermedades son serias, como las que afectan al corazón, algunos tipos de cáncer y problemas en huesos-articulaciones que no solo pueden reducir considerablemente el tiempo de vida, sino afectar la calidad de la misma de una manera negativa al producir dolor crónico, ansiedad, edema pulmonar en los casos cardíacos, etc. Las empresas que producen el software están más interesadas en explotar estos defectos genéticos, porque eso es lo que son, que en cambiar las cosas para mejorar el bienestar de nuestras mascotas y hacer conciencia de que estamos arruinando a nuestros mejores amigos.
No menos importante es el efecto que estas tecnologías están teniendo en las nuevas generaciones de veterinarios. A como van las cosas casi que puedo imaginar al veterinario del futuro como un autómata, un simple técnico al que todas las respuestas se las proporciona la IA (inteligencia artificial) posiblemente a través de un teléfono. Y a pesar de que todavía estamos lejos de llegar a ese punto, la forma en que se estudian las carreras universitarias es completamente distinta a como estudiamos años atrás. Es cierto que con internet se tiene el mundo al alcance de un clic, pero la vida es más que solo copy/paste (copiar/pegar), se necesita integrar el conocimiento, razonar, aprender, y no solo esperar ganar las clases por salir del paso y obtener un título esperando que la tecnología resuelva todos los problemas.
Hace algunos años lo más novedoso era algo conocido como VIN (Veterinary Information Network) que consiste en un servicio al que se puede suscribir por 40 dólares mensuales; a cambio uno puede preguntar lo que quiera a veterinarios especialistas de diferentes y variadas áreas (destacados además) sobre los casos clínicos. Por si todavía no me entienden: tengo una mascota que no tengo ni idea de lo que tiene, le saco sangre, algunos exámenes y contacto con los veterinarios especialistas para que sean estos los que me aconsejen. ¿Será que esto es éticamente correcto?
Hago la pregunta anterior porque un veterinario que cuente con este servicio tiene una clara ventaja sobre los que no lo tienen, y usted cree que es un gran médico cuando resulta que los que están haciendo su trabajo intelectual son un grupo de veterinarios en otro país a quienes usted no conoce y no sabe lo que están haciendo. Y voy a decir algo que posiblemente no guste a varios: estas herramientas solo están disponibles para los que tienen dinero para comprarlas. Y algo importante, están disponibles para el que las pueda pagar, no para el que cumpla con los requisitos de calidad, así que personas que ni son veterinarios podrían obtener la ayuda de veterinarios extranjeros para solucionar sus casos.
Así que la próxima vez que su veterinario haga un buen diagnóstico no tenga pena de hacer preguntas, pídale que le explique el porqué y nunca acepte respuestas en lenguaje técnico, un buen doctor debe poder explicar las cosas en un lenguaje que hasta los niños entiendan. No vaya a ser que su veterinario sea un profesional mediocre con los recursos necesarios para tener tecnología de punta, cuidado, sus mascotas merecen más que eso.
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Fotos: uchceu.es