HUMILDAD, VIRTUD DE TODOS
Ser humilde no es sinónimo de pobreza.
En cambio, la pobreza espiritual, la pobreza de mente, nos convierte en seres no humildes. La mayoría de las veces, alcanzamos este lindo gesto en la vejez. La experiencia de la vida nos lleva a respetar a los demás, a no juzgar y sobre todo, al apreciar y tratar a todos de igual manera que nos gustaría que nos trataran a nosotros.
Algunos meses atrás, durante una velada inolvidable con la Tertulia Cuatro Gatos en la ciudad de Orlando Florida, compartí con un dama, cuya humildad es algo marcado y bien llevado. La poeta (como dice ella que le llamen), ya que "Poetisa", es sinónimo de machismo. Y así lo explica: Los hombres y las mujeres artistas no deben ser marcados por géneros sexuales, sea hombre o sea mujer, poeta es poeta. Olga Elena Mattei, una leyenda viviente, de nacionalidad Puertorriqueña, de madre colombiana, padre puertorriqueño y radicada en Colombia. Dama elegante, con una cultura y personalidad marcada e incomparable. Al yo expresarle, que me encantaba su humildad, ella me respondió: "Milton, en el universo todos somos iguales, nada ni nadie es mas que otro."
Es bien sabido por todos ustedes que yo comparto este mismo pensamiento y estilo de vida. No me canso de expresar, que la desigualdad esta en nuestra mente. Si esa persona a la que admiras, si ese ejemplo a seguir, es un ser humano igual que tú, entonces ¿por qué no podemos llegar a ser así?
La pregunta es siempre la misma y la excusa cada vez es mas fuerte. Tenemos que alimentar la mente, tenemos que cambiar nuestras ideas. Esa forma negativa de pensar débil y algunas veces mediocre.
Somos seres creados para disfrutar de la abundancia del universo. Somos hijos directos de Dios, que tal si te haces esta pregunta: ¿Qué padre no desea lo mejor para su hijo?, la respuesta a tus dudas la tienes tú. Vence esos miedos, vence ese pensamiento de que tú no puedes lograr lo quieres. La humanidad no estaría donde está ahora, si esas personas a las que admiramos, no hubieran vencido todo esto que hoy en día nos agobia y detiene. Seamos parte de la historia, siempre llevando con nosotros la bandera de la humildad, la de dar gracias, de sorprendernos, de amar y de dar.
No esperemos a estar mayores para disfrutar de la bendición y la dicha de ser y compartir humildad.
Me despido dando gracias infinitas por el contante apoyo y el cariño. Gracias por tomar el tiempo de leer mis escritos y ser parte de mi vida en las redes sociales. Reciban de mi un fuerte abrazo ¡y que Dios y el universo les bendiga!
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Foto: Roberto Koltun.