A LA SALIDA DEL CINE
Para que vean lo viejo que estoy, me acuerdo de cuando íbamos al cine Brasil, en Lima, si uno llegaba temprano podía comprar del chocolatero, que se paseaba por los pasillos de la sala con una caja llena de delicias colgada de tirantes en los hombros. Uno le podía comprar Boguis que eran tofees de leche espatulados en papel blanco grueso y envueltos en forma piramidal, por supuesto su maní confitado, canchita (salada o dulce), camotes fritos o unos turroncitos de azucar pegajosos envueltos en celofan rojo, todo hecho por él y por supuesto chocolates y caramelos.
También vendía cigarrillos por unidad si alguien quería fumar durante la película. Si uno llegaba tarde a la función, era ayudado por el acomodador con su linterna.
Una vez terminada la película, en las afueras del cine, nada más rico que un "pan con muerto" a la luz del petromax de las carretillas. (Pan con una especie de apanado casi sin carne con harta cebolla caliente nadando en jugos de sábelo Dios que cosa), pero delicioso...
¡Dios mío como no me he muerto!, quizas me salvó el emoliente que le metía siempre encima...
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Foto: mercadolibre.com